• Desde el estudio creativo NehNah nos descubren cómo se gestaron los diseños para la XII Ciclo Sinfónico Coral del Grupo Talía
  • “Quisimos representar el alma, el corazón, en diferentes ciclos vitales, coincidiendo con la temática de los conciertos. Corazones abstractos a medio camino entre su forma orgánica y su forma más pictórica”

El sábado 25 de marzo el Grupo Talía ofrece el tercer concierto de abono de su Ciclo Sinfónico Coral: Un réquiem alemán de Brahms. En los carteles, en la web, en la plataforma de venta de entradas, en redes sociales o en vídeos de promoción nos encontramos con una imagen asociada a este concierto. Es un corazón metálico, frío y herido. “Hay corazones que significan vida. Otros, amor. Hay algunos que están rotos y otros que incluso representan la muerte. ¿Cómo suenan los corazones? ¿Qué música tocan?” Este es el relato que el estudio creativo y de diseño NehNah ha elegido para la identidad de la Temporada 22-23 de la Orquesta Metropolitana de Madrid, el Coro Talía y su directora Silvia Sanz. Las integrantes de su equipo, nos descubren cómo trabajan y cómo se gestaron los carteles e imágenes de cada uno de los conciertos.

Es la tercera temporada en la que NehNah se responsabiliza de los carteles y diseños que identifican la temporada del Grupo Talia. ¿Cómo nació el estudio y quiénes lo formáis?

Somos un estudio creativo que nació de una manera muy orgánica. Nerea Domènech, que llevaba varios años trabajando en diseño gráfico y web, decidió hacerse freelance en 2012. Eligió el nombre NehNah como marca porque no quería usar su nombre propio. Hace referencia, además, al título de una canción del grupo de jazz-pop belga Vaya con Dios. A los pocos años los proyectos crecieron y se formó el estudio. Ahora somos dos diseñadoras, una redactora creativa y una animadora; así que, junto a Nerea Doménech, están Paz Quintero, Cristina Cavaller y Patricia Castro.

Comunicar una historia y conectar con el público

Creáis “identidades visuales” para empresas, productos y misiones muy diferentes. Pero ya sea un producto cosmético, una acción solidaria, una campaña medioambiental o un colectivo profesional…. ¿siempre buscáis una historia que contar?

Con la necesidad de crear un equipo surge también el planteamiento de objetivos. Fue ahí cuando decidimos qué queríamos ser y, sobre todo, en qué proyectos nos queríamos involucrar. Desde entonces, nuestra filosofía ha sido crear diseños que tengan un propósito y una historia detrás.

El potencial que tienen las narrativas es que la comunicación se interioriza mejor; son el punto de partida para que las empresas puedan generar contenidos con cierta coherencia. Intentamos que nuestros diseños sean, más que simples elementos visuales, una herramienta para comunicar una historia y conectar con el público.

Crear una experiencia emocional

Los carteles de cada concierto, los programas de mano, los vídeos de promoción, las imágenes en redes sociales… ¿Qué tiene de peculiar idear la creatividad para una actividad cultural como la temporada de abono de la Orquesta Metropolitana de Madrid y e Coro Talía?

Cada proyecto es único y requiere un enfoque personalizado, pero, como denominador común, el primer paso es dar con un concepto. Esa es la primera meta en nuestro proceso de trabajo. En los sectores culturales, como es el del Grupo Talía, nuestro enfoque es aún más profundo y reflexivo. Entendemos que en estos campos el diseño no solo ha de comunicar un mensaje, sino también crear una experiencia emocional para el público.

Nos esforzamos por crear diseños que sean poéticos y evocadores, que hablen a través de metáforas y simbolismos. En el fondo, nuestro trabajo consiste en entender y concretar el mensaje, y buscar formas de transmitirlo de manera no obvia, pero aun así entendible.

Un alma que muta, se expresa y se regenera

¿Qué historia nos contáis a través de vuestra creatividad para la presente temporada?

En esta temporada, tras conocer las temáticas de los conciertos, decidimos centrarnos en el concepto del alma y en cómo ésta se relaciona con la música. Queríamos crear un diseño que reflejara la idea de que la música no solo es la manifestación del alma humana, sino también de sus ciclos vitales.

Para lograr esto, utilizamos la metáfora de los corazones abstractos, diferentes entre sí, formados por piezas que se complementan, como la música. Son un símbolo para representar la complejidad y la diversidad del alma humana, y cómo la música puede capturar y expresar estas emociones y sentimientos.

Las piezas que forman cada corazón varían sus formas, su textura y su material; esa es la historia. Un alma que muta, se expresa y se regenera a lo largo de cuatro ciclos de su vida, uno por concierto, porque ese es el poder transformador de la música.

El proceso creativo, lo más delicado

Quizá muchas personas desconozcan cuál es el proceso para empezar a trabajar en una “identidad visual” para los conciertos del Grupo Talía. Contadnos un poco…

El primer paso es siempre conocer la visión que tiene la directora, Silvia Sanz, para la temporada y para cada concierto. Esto nos da una idea de la temática, que es la herramienta con la que comenzamos a trabajar.

Después, definimos las necesidades y las piezas a desarrollar. Es la clave para saber hasta dónde podemos llegar con el concepto. En este caso, como se tratan mayormente de piezas de comunicación, damos prioridad al hecho de tener también una paleta de colores y recursos gráficos que puedan ser comunes a todas las piezas y aporten coherencia.

Cuando todo está claro, es cuando empieza el trabajo creativo. Realizamos un brainstorming para generar varias ideas en base a las características que hemos definido en el paso anterior y luego seleccionamos la mejor para llevar a cabo el proyecto. De aquí sale el concepto, el ADN de la historia.

Y una vez que ya tenéis ese concepto, ese ADN, ¿es el momento de entregarse al proceso creativo?

El proceso creativo, en realidad, es el más delicado. Aunque establecemos un tiempo para “dejarnos llevar”, en el que ninguna idea es mala, llega la fase de filtrado y comprobamos que, efectivamente, sí hay ideas malas. Aquí es cuando interviene la dirección creativa para recordarnos que el diseño gráfico no es arte, es un medio de comunicación y hay que cumplir con la finalidad.

Una vez establecido el concepto, buscamos referencias, probamos técnicas, colores, y formas. De aquí sale el estilo gráfico que vamos a definir. Primero desarrollamos el estilo visual común a todas las piezas: colores, tipografía, formas gráficas, etc. Y, en último lugar, generamos los elementos que no se repiten (en este caso, los corazones).

Con todo este material, ya podemos comenzar a diseñar la cartelería y a maquetar la base para los programas de mano. Lo último que realizamos son siempre las animaciones, ya que están desarrolladas a partir de los propios carteles.

El hilo conductor de todos los elementos de la identidad de la temporada ha sido la técnica 3D, que hemos aplicado tanto en el Ciclo Sinfónico Coral como en los conciertos del Ciclo Batuta y Música y Juguetes.

Un tronco seco y un corazón de ámbar

Aunque la temporada consta de cuatro conciertos con sus cuatro carteles, había que dar también un significado a un quinto cartel que, en realidad, ha sido el primero de todos, el que anunciaba la Temporada 2022-2023.

Quizás un tronco que se presume seco no parezca que tenga nada que ver con el alma o con la vida, pero, si nos fijamos, en el centro hay un corazón de ámbar y, dentro, una clave de sol que se mantiene intacta. Es un sentimiento que parece dormido, apagado, sin vida. Pero también es la génesis, la chispa que va a despertar los sentidos, que va a devolvernos a la vida. La esperanza de un nuevo comienzo.

Cuatro conciertos, cuatro corazones

¿Qué nos podéis contar acerca de los carteles de los cuatro conciertos y de esos corazones tridimensionales con elementos de la naturaleza y de la música? Comencemos por el 1º de abono, que tuvo lugar el 29 de octubre de 2022: Música, vida libertad.

Para moldear este corazón, decidimos utilizar la fragilidad del cristal como un símbolo para representar que la música puede llevarnos a la libertad, que puede atravesar ese cristal, ese malestar y romperlo. Completando el corazón, utilizamos la madera como un material de contraste, ya que es pesado y sólido. Simboliza constancia y estabilidad y representa la música a través de los instrumentos. La música es una constante en la vida.

Nos hemos liberado, hemos vuelto a la vida.

El 2º concierto de la temporada, el más festivo y en el que se agotaron las localidades, fue el del jueves 29 de diciembre: Navidad con Talía

Nuestra intención fue crear un diseño que fuera específicamente navideño, y para ello decidimos utilizar elementos típicos como adornos del árbol de navidad, musgo y muérdago para formar el corazón. También le dimos un tono dorado para transmitir una sensación de celebración y esplendor. Estos elementos ayudaron comunicar el espíritu navideño del concierto.

Celebramos los momentos brillantes de la vida, con la música siempre en el centro.

¿Qué podéis contarnos acerca del próximo concierto de la Orquesta Metropolitana de Madrid y el Coro Talía, Un réquiem alemán de Brahms, que tendrá lugar el próximo 25 de marzo?

Decidimos centrarnos en el símbolo de un corazón metálico, frío, que representa la muerte. Este corazón está roto y desquebrajado, con heridas negras que forman un río de dolor. Los elementos naturales que acompañan al corazón están secos, simbolizando la ausencia de vida y la tristeza que acompaña a la pérdida.

En la vida también hay momentos oscuros y fríos, la música nos ayuda a dejarlos fluir, forman parte del ciclo.

Nos queda el último corazón, el del concierto que cierra la temporada en el Auditorio Nacional el sábado 28 de mayo, con un magnífico programa que incluye el Concierto para clarinete de Copland, la obra coral Desde las Tierras Altas de Baviera de Elgar y la impresionante Suite del Gran Cañón de Gofré. Su título, Paisajes de música

Este corazón es un pequeño planeta. Tierra, agua, aire: vida. Quisimos plasmar un horizonte y que, de alguna manera, el corazón dejara ver más allá, que hubiera una unión visible entre lo terrenal y lo evocador. Plasmar que la naturaleza sigue creciendo y que nos invita a explorarla.

Cambiamos de perspectiva, nos regeneramos, seguimos nuestro ritmo.

Pronto habrá que pensar en nuevos conciertos, en una nueva temporada y en una nueva manera de hablar de ellos a través de una imagen y una historia. Habrá que pensar en nuevos conceptos, en nuevos relatos, en técnicas, en recursos… De momento nos quedamos con el presente, con los conciertos que aún quedan por ofrecer y en los que tanto el Grupo Talía como el estudio creativo NehNah han puesto alma y corazón.

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